Hay varias razones por las que los brasileños invierten sus ahorros en el extranjero. Algunos lo hacen como plan de jubilación, otros para proteger su patrimonio y otros para generar nuevos ingresos. Investigaciones realizadas por empresas inmobiliarias han demostrado que el 30% de las propiedades adquiridas por brasileños, principalmente en Florida, fueron realizadas por compradores primerizos en el extranjero. Las ventajas elegidas por los inversores son: una moneda fuerte y la posibilidad de invertir en un entorno de negocios más competitivo y favorable, así como una tasa de riesgo más baja.
Para el Jefe de Fiscalidad Internacional y Planificación Patrimonial, Rodrigo Martins, de la oficina de Miami de Ronaldo Martins & Advogados, las inversiones en Estados Unidos, una de las direcciones favoritas de los brasileños, son una buena oportunidad, pero hay que tener cuidado y prestar atención a la planificación fiscal de toda la operación.
Se puede invertir en personas físicas o jurídicas, pero es necesario evaluar cada hipótesis. Según Rodrigo Martins, como persona física – dejando de lado las discusiones actuales, como las iniciales MPs 1.171/1.172 y ahora PL 4.173/2023 presentadas por el Ejecutivo al Congreso, cuando se hicieron nuevos intentos de cambiar la regla tributaria para las inversiones de personas físicas en el exterior – al adoptar el uso de una empresa Offshore como vehículo de inversión, se obtiene un diferimiento de impuestos hasta que ocurra una distribución de ganancias y dividendos de la empresa Offshore a la persona física, lo que no sólo simplifica el control, sino también el momento del cómputo y cálculo del impuesto debido – Régimen de Caja. En el caso de inversiones realizadas por personas jurídicas, todas sus inversiones deben ser reconocidas y contabilizadas en Brasil, e incluso si la inversión se realiza exactamente de la misma manera que la anterior mediante el uso de una empresa offshore como vehículo, debido a la contabilidad patrimonial, los resultados de esta filial tendrán que ser reconocidos en las cuentas de la empresa brasileña y por lo tanto sujetos al impuesto sobre la renta. En cuanto al impuesto propiamente dicho, teniendo en cuenta los supuestos anteriores, los tipos del impuesto sobre la renta también difieren, pudiendo alcanzar una tasa del 27,5% para las personas físicas y del 34% para las empresas.
Otro punto a considerar son las posibles repercusiones sucesorias de no adoptar una planificación adecuada y el coste fiscal de la venta de propiedades por extranjeros. El impuesto de sucesiones estadounidense, también conocido como «estate tax», es un impuesto federal que grava la transmisión de bienes de una persona fallecida. La forma en que se aplica el impuesto de sucesiones a los extranjeros no residentes difiere de la de los ciudadanos estadounidenses y los residentes. «Los aspectos relativos a la sucesión deben contemplarse siempre desde la perspectiva más amplia, teniendo en cuenta la legislación brasileña, ya que es a la que están sujetos la mayoría de los inversores brasileños por residir en Brasil. También es importante tener en cuenta la legislación del país en el que se realiza la inversión, ya que puede haber tratamientos específicos que afecten a los inversores extranjeros, como ocurre en Estados Unidos. Es importante examinar los posibles conflictos de legislación y, cuando sea posible, la existencia de un Convenio de Doble Imposición (Brasil y EE.UU., por ejemplo, no tienen ninguno entre ellos). Por eso, a la hora de elaborar planes patrimoniales y sucesorios, se suele recurrir a soluciones como las Sociedades Holding, las Sociedades Offshore, los Testamentos y los Trusts, pero siempre caso por caso, ya que no existe una receta prefabricada que responda de la misma forma a las necesidades y características de los clientes», subraya Rodrigo Martins.
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